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LAXITUD AMBIENTAL - Freddy Peña

 

LAXITUD AMBIENTAL
Un acercamiento a la nueva amenaza
de la conservación de los recursos naturales

En primera instancia es pertinente destacar que la problemática ambiental tiene su principal generador en el sistema económico productivo actual, donde las funciones elementales de producción, distribución y consumo, ocurren de manera normal, importando poco los aspectos ambientales, esta realidad se desarrolla en un escenario donde la utilidad fundamental del entorno natural es proveer materia prima, con la cual sería imposible e impensable el desarrollo de dicho sistema. Esta relación se fundamenta en la racionalidad económica y no, en la racionalidad ambiental, lo que conlleva a que la presión que el sistema industrial ejerce sobre la naturaleza cada día es mayor. 

Como consecuencia de lo anterior, se precisa que otro aspecto que coadyuva al incremento de la crisis ambiental, es la ocurrencia de fenómenos naturales propios de la homeóstasis y de la reorganización del equilibrio dinámico de los ecosistemas.-en este mismo orden de ideas, se hace imperativo la distinción entre perturbaciones naturales y humanas, es útil porque sugiere hacia donde debe dirigirse la atención cuando se intenta administrar, desde una visión antropogénica, acciones para la conservación de los recursos naturales. 

Otra de las causas generadoras de la situación de crisis ambiental, quizás expresada en menor proporción, debido a la globalización y a la propagación vía redes multimedia de todo tipo de información vinculada a la conservación ambiental, está representada en el desconocimiento total o parcial de la importancia de la conservación ambiental como instrumento para garantizar la preservación de la vida en el planeta. Esta ignorancia de los temas ambientales en muchos casos es inducida por los grandes intereses económicos de enormes conglomerados industriales transnacionales cuyo único objetivo es la apropiación de los recursos naturales estratégicos.  

En el transcurrir de este contexto ha surgido de manera incontrovertible, cierta línea discursiva representada por la apatía hacia la lucha real por la resolución de los problemas ambientales y la conservación de los recursos naturales. Cuya génesis pudiera estar  generada por las seguridades de la resolución absoluta y total de dichos problemas, por parte de un grupo especifico (personas, organizaciones u otra figura) designada celestialmente para dicho fin. Este es uno de los indicadores y rasgos característicos de nuestras sociedades y específicamente se observa con mayor magnitud en el estrato más joven. Esta apatía o relajación hacia lo ambiental, la hemos denominado Laxitud Ambiental .

La laxitud de conciencia ambiental resulta determinante en la falta de efectividad, eficiencia y eficacia en el diseño, planificación, ejecución y mantenimiento de acciones empáticas de conservación ambiental. Imposibilitando así, la formulación de soluciones reales para la prevención, control, mitigación y compensación de los impactos ambientales negativos, cuya magnitud, reversibilidad, intensidad frecuencia y duración son cada vez mayores en los componentes y medios receptores ambientales. 

Para la confrontación y manejo integral de la realidad ambiental actual, es imperativo la reflexión epistémica en cuanto a lo que subyace en el holismo de los aspectos ecológicos, filosóficos, geopolíticos, socioeconómicos, culturales, que la rodean. Esta reflexión constituye una fuente potencial de comprensión y conocimiento, para el encuentro de formas  ciertas y concretas para el abordaje de los problemas socioambientales que acompañan a esta realidad. 



DESHUMANIZACION A CAUSA DE LA TECNOLOGIA

Luego de varios años de moda verde, se observa con más frecuencia, una indolencia generalizada por parte de la juventud hacia el tema ambientalista. Esto pudiera deberse a varios factores, el primero de ellos está representado por la deshumanización, despersonalización y desensibilización a causa del uso de ciertas herramientas tecnológicas, caso específico: El uso de los contenidos de las redes sociales.

En primer lugar, el tiempo, en el que permanecen paralizados, inmóviles y estáticos en cualquier espacio físico que provea una buena señal de wifi o buena señal para el uso de datos móviles del plan de telefonía celular, que usualmente son espacios alejados del medio natural, accionando así, una desconexión del individuo con su entorno, no solo en los aspectos ecológicos, sino abstrayéndolo también de su entorno social y muy específicamente de su entorno familiar.  Esta desconexión de tiempo y espacio, cada vez mayor, impide el desarrollo de una relación respetuosa, o al menos justa con la naturaleza. Generando así, una deshumanización hacia la naturaleza, y lo peor y más grave, “repudio”. Esto debido a un profundo desconocimiento del tema ambiental, encolumnado en la premisa “Si lo desconozco, no lo cuido”

En este mismo orden de ideas, y a la luz de las estadísticas e históricos de las tendencias en las redes sociales, se pude apreciar que este tipo de contenidos, no propician el interés ecológico, ni mucho menos generan criterios o la adopción de posturas críticas acerca de este trascendental tópico en este segmento de la población, que justamente representa el  motor propulsor de los cambios que se requieren para mitigar la más grave crisis ambiental en la historia contemporánea de nuestro planeta. 

Es también un hecho comprobado que los usuarios de tecnología es el estrato más joven de la sociedad, estos consumidores tecnológicos se ubican entre los 7 y los 35 años, justamente el rango de edad, donde según los investigadores en educación ambiental como Novo (1995), afirman se tiene una mayor aprehensión y fijación el conocimiento de la importancia de la conservación ambiental y la protección de los elementos naturales de nuestro entorno.

Es así que, los contenidos de las redes sociales no son aliados en la lucha de contra los grandes problemas ambientales (cambio climático, contaminación ambiental, desertificación, entre otros). Antagónicamente, estos generan cierta sensación de normalidad y de bienestar, falsa y sin fundamentos, que erosiona la posibilidad de la construcción y establecimiento de una cultura de respeto hacia el entorno, que permita el aprovechamiento de los recursos naturales basado en la racionalidad ecológica y en la capacidad de carga ambiental.

 Otro de los factores del detrimento o desinterés hacia los aspectos ambientales, podría estar representado en el aburrimiento por las acciones gubernamentales; este término se refiere a la falta de compromiso real de los gobiernos del mundo para hacer frente de manera estricta, taxativa, empática, solidaria y técnica a las diversas situaciones ambientales adversas por la cual atraviesa la humanidad.

Desde el encuentro mundial ambiental de Rio de Janeiro en 1992, observamos las cumbres de jefes de estados para el cambio climático (COP's) con gran repercusión mediática, que luego de tres días de fotos y discursos sazonados con promesas esperanzadoras, medias verdades y conceptos técnicos trillados, casi nunca terminan en acuerdos fértiles o con el desarrollo de actividades conducentes a victorias tempranas y cuantificables en materia de conservación ambiental. Esta situación tiene un efecto que se expresa en el desinterés por el seguimiento a estas tristemente célebres cumbres mundiales; y, por consiguiente, hacia los aspectos vinculado a la conservación de los recursos naturales en general.

ABORDAJE A TRAVES DEL 
APRENDIZAJE Y DESAPRENSIÓN

 No se requieren grandes esfuerzos, ni gigantescas y heroicas gestas para iniciar actividades de conservación de la naturaleza, basta el interés individual traducido en hechos, en la realización de acciones que estén a nuestra alcance, pequeñas o grandes, estas acciones son multiplicadoras del mensaje que se necesita para obtener el resurgir de la cultura conservacionista que es el insumo principal para la épica colectiva de la construcción de un futuro conjunto ambientalmente sano y seguro.

En todos los aspectos de la vida, pero específicamente en lo vinculado al tópico ambiental, se hace necesario la incorporación y actualización de información, este proceso de aprendizaje debe iniciar por la desincorporación y cambio de dogmas, posturas y paradigmas asociados a lo superfluo e innecesario de la conservación de los recursos naturales, La desaprensión de estos anticuados conceptos y el desarrollo del proceso de Educación Ambiental  permitirán evitar la parálisis ambiental que nos aferra e induce a un estado de normalidad espesa, que adormece la crítica y el entusiasmo por conservar el equilibrio dinámico del entorno que nos rodea, y por consecuencia nuestra vida misma. La educación ambiental se posiciona como la herramienta más eficaz para garantizar el desarrollo de actividades de conservación de los recursos naturales, al ofrecer las explicaciones técnicas y filosóficas necesarias para facilitar la comprensión del funcionamiento de los componentes del ambiente, a saber: Ecológicos, sociales, económicos y la relación del hombre con cada uno de ellos, es decir, introduciéndolo e incluyéndolo protagónicamente como parte integral de ese conjunto. 

Finalmente, se comparten estas líneas para reflexionar y pensar juntos la cuestión que a pesar que Venezuela es de los países más biodiverso del mundo y que afortunadamente presenta un corto historial de padecimientos de eventos ambientales adversos, no está exenta de sufrir los embates de las consecuencias de ellos. Se observa como el cambio climático ha tenido repercusiones en nuestra cotidianidad y  calidad de vida. Es por ello que se hace imperativo e inminente acometer estrategias de conservación ambiental para la prevención y preparación de cara a las posibilidades de ocurrencia de catástrofes ambientales. 

Hay mucho por hacer, Aún hay tiempo