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Día Mundial del Medio Ambiente - Dolores Maza

 


El 5 de junio no es solo una fecha más en el calendario ambiental; es un recordatorio global de que nuestro planeta enfrenta una crisis sin precedentes. Desde 1972, cuando la ONU estableció el Día Mundial del Medio Ambiente durante la histórica Conferencia de Estocolmo, esta conmemoración ha evolucionado de un llamado a la reflexión a una plataforma de acción urgente. Más de cincuenta años después, el mensaje sigue siendo claro: la Tierra es nuestro único hogar, y su protección no puede esperar.

El origen de esta fecha se remonta a un momento clave en la historia ambiental. En 1972, líderes de 113 países se reunieron en Suecia para abordar, por primera vez a escala global, problemas como la contaminación, la pérdida de biodiversidad y el impacto humano en los ecosistemas. De allí surgió no solo esta conmemoración, sino también el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), encargado de coordinar esfuerzos internacionales. El lema de la primera celebración, en 1973, fue "Una Sola Tierra", una frase que hoy resuena con mayor fuerza ante emergencias como el calentamiento global, la acidificación de los océanos y la sexta extinción masiva de especies.

En 2024, el Día Mundial del Medio Ambiente adquiere especial relevancia. Arabia Saudita fue el país anfitrión, centrando la atención en la "Restauración de Tierras y Lucha contra la Desertificación", un problema que ya afecta al 40% de la población mundial. Según datos de la ONU, cada año perdemos 4.7 millones de hectáreas de bosques —equivalente a 12 canchas de fútbol por minuto— mientras que la contaminación por plásticos podría superar los 1,300 millones de toneladas en los próximos 20 años si no cambiamos el rumbo.

Pero este día no es solo sobre diagnósticos alarmantes; es sobre soluciones tangibles. Ciudades alrededor del mundo organizan actividades que van desde maratones de reciclaje hasta proyectos de reforestación comunitaria. En el ámbito individual, pequeños cambios como reducir el consumo de carne, optar por transporte sostenible o participar en iniciativas locales de conservación generan impactos acumulativos significativos. Empresas y gobiernos, por su parte, aprovechan la fecha para anunciar compromisos como la carbono neutralidad o la eliminación progresiva de plásticos de un solo uso.

El PNUMA insiste en que aún hay esperanza: restaurar solo el 15% de los ecosistemas degradados podría evitar el 60% de las extinciones proyectadas. Ejemplos como la recuperación de la capa de ozono —que se encamina a sanar completamente para 2060— demuestran que la acción coordinada funciona. Sin embargo, el tiempo apremia: el último informe del IPCC advierte que la ventana para limitar el calentamiento a 1.5°C se cierra rápidamente.

En este contexto, el Día Mundial del Medio Ambiente trasciende el simbolismo. Es un llamado a reinventar nuestra relación con la naturaleza, donde cada actor —desde niños en escuelas hasta CEOs de multinacionales— tiene un rol que cumplir. Como escribió alguna vez el poeta John Donne: "Ningún hombre es una isla". En el Antropoceno, esta verdad ecológica es más evidente que nunca: nuestra supervivencia colectiva depende de acciones que, como este 5 de junio, deben repetirse los 365 días del año.