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Poemas - Luis Natera



A mí Cristo Redentor

A mí Cristo Redentor
le dedicó este pasaje, 
que no es más que un paisaje
digno de Contemplación. 

De rodillas vengo a Orar,
en su amorosa compañía 
el ha de aumentar mi fe sin reposo
me alienta de Gozo y Alegría.

Majestuoso creador inspirado en vida eterna
me lleva solo agradecer, 
lo que invita a obedecer, 
sin reparo es el fiel.

Por haberme rescatado de ese juicio tan cruel 
en la cruz fue exaltado, 
demostrando que la muerte a derrotado. 
victorioso salvador.

Siendo el hombre pecador
el Padre tuvo por el perdón
enviando a su hijo
el sublime hacedor.

Solo Gracias doy a él, 
expresando mi querer
un regalo tan precioso
que mi alma ha de tener.



En un viaje al Mercado


En un viaje al mercado,
entre plazas voy pasando.
En la Siete he notado
que la ceiba ha arrancado.

Fue una fuerte ventolera
que en su paso desolado
esta plaza a enlutado. 
pues su sombra ya no cubre
a su pueblo acalorado.

En caminó hacia los Bloques,
con las Brisas me he topado
en busca de aquel mandado
que me ha sido encomendado.

Cruzo el caño Orinoco
como por un trampolín
en medio de ese trajín
que me permita llegar al fin.
 
Llegando a la Robert Serra,
en los predios del mercado
me siento para descansar por un segundo,
contemplo sus árboles frondosos de hermoso verdor, cuántas aves por doquier.

En ese destello incesante
propio de nuestra Maturín
es la ciudad distinta.

En Medio de mi letargo entiendo
que como ave que sale del nido
en busca de que comer
voy afanado en busca de ese propósito
entre carrucheros, vendedores, clientes y desechos por todos lados.

La Jornada va acabando, 
la soledad está por venir, 
extrañará ese bullicio.
que le permita decir, que la vida del mercado
está en ese menester.


Por:
Luis Natera
Biblioteca Pública Julián Padrón
Poeta - Colaborador