Entre los vecinos de la urbanización Las Vírgenes, donde las calles se iluminan tenuemente por falta de bombillas y las sombras de la noche parecen cobrar vida, circula una leyenda, muy conocida entre todos, que ha aterrorizado a sus habitantes durante muchos años. Se dice que, a la medianoche, una mujer de belleza etérea, con rostro pálido y toda vestida de blanco, aparece repentinamente flotando entre las sombras y conocida como La Dama de las Vírgenes.
La historia cuenta que hace muchos años, una joven que vivía en la urbanización, era conocida por su amabilidad y su espíritu alegre y libre, pero también por su trágico destino.
Una noche, mientras la joven caminaba por una de las calles, se encontró con un misterioso forastero, atraída por su encanto, se dejó llevar por la emoción y sin pensarlo ni darse cuenta, lo siguió a un lugar apartado. Se cuenta que el forastero resultó ser un espíritu maligno que la había atrapado con un hechizo, para luego asesinarla, condenándola a vagar eternamente por las calles de Las Vírgenes.
Desde entonces, aquellos que se atreven a salir a la medianoche, afirman escuchar sus lamentos como un eco de tristeza que resuena en el aire.
Algunos dicen que su vestido blanco, desgastado y flotante, brilla con una luz sobrenatural, mientras que otros aseguran que sus ojos, vacíos y llenos de dolor, pueden ver a través del alma de quienes se cruzan en su camino.
A todas estas, nadie ha podido determinar cuál fue el motivo el cual aquel maligno espíritu, sentenció a la pobre joven a sufrir de ese eterno tormento.
Dolores Maza.