Desde lo profundo de la Selva Amazónica, considerada por muchos como “el pulmón vegetal del planeta” y donde habitan (según información científica) no menos de 45.000 especies, entre plantas, aves, mamíferos, peces de agua dulce y múltiples tipos de reptiles. Se cuenta una historia, una historia que narra que existió un grupo de animales, a los que todos llamaron “Los guardianes del amazonas”.
Se cuenta, que tal grupo de valientes estaba conformado por: La nutria, la danta, el colibrí, la tonina, el caimán, el águila arpía, el perezoso, el jaguar, el mono, la anguila eléctrica, un tucán a quien todos llaman “Capi” y fungía como el líder y un pelicano, que les visita muy a menudo.
Capi, se distinguía de los otros tucanes por tener mayor colorido y tamaño. Y es que capi, guardaba un secreto. Él fue incorporado nuevamente a la selva luego se ser rescatado de un voraz incendio que arrasó con muchos de sus compañeros de selva, incluyendo a su familia. Por un buen tiempo, capi, convivio con los hombres, recibiendo el mejor de los cuidados por parte de quienes le rescataron hasta que llegó el momento de regresarlo a donde pertenecía, a lo profundo de la selva amazónica, donde la vida florecía en cada rincón.
Todo comenzó, cuando de pronto, sin saber cómo, ni de donde, una espesa nube de humo se levanta hacia el cielo. Es el inicio de un incendio que comienza a devorarse la selva. De inmediato la pandilla toma acciones pone en práctica un plan que siempre discutían en sus reuniones.
Con la guía del tucán, los guardianes pusieron en práctica sus habilidades y para proteger su hogar, cada miembro del grupo asumió un rol importante, trabajando juntos en perfecta armonía y mucho valor enfrentaron la situación.
El visitante de la selva (el pelicano) de manera impresionante se lanzó al rio y usando la bolsa bajo su pico, lo llenó de agua, para luego en repetidas oportunidades arrojarla desde lo alto e intentar sofocar el fuego. Por otra parte, no muy lejos de allí, la guacamaya, el colibrí y otros pájaros alertaban y guiaban a todos los que a su alrededor se encontraban. Las toninas, caimanes y otros animales del rio, se sumergían y emergían agitando las aguas, logrando elevar su nivel para así formar un corta fuego y evitar que las llamas se propagaran. Todos ponían de su parte para ayudar y evitar el colapso. El mono, La Danta y otros animales de gran tamaño, colaboraban con los más pequeñitos, llevándolos en sus lomos fuera del peligro.
Transcurría el tiempo y el peligro aún continuaba, el humo lo cubría todo, tornando el ambiente como si de la noche se tratara. Enseguida, Capi, se comunica con un grupo de anguilas eléctricas y les da la orden de iluminar la ribera del rio, para compensar la luz que el humo impide entre desde el cielo. En ese momento, se escucha al Águila Arpía que, desde el cielo, indica a todos seguir la ruta que marcan los destellos incandescentes que emanan de las anguilas eléctricas, a la vez que alertaba de cualquier otro peligro. Pasaban los minutos y los animales unidos como un equipo solidario lograban controlar el caos que se inició en la selva.
Horas después, gracias a la iniciativa y valentía de los guardianes, lograron contener el fuego y salvar su hogar de la gran amenaza. La selva se mantuvo intacta, gracias a la solidaridad y el esfuerzo conjunto de estos valientes amigos que demostraron que juntos podían superar cualquier desafío.
Desde ese día, los guardianes de la selva, guiados por Capi, se convirtieron en leyenda. Un ejemplo de amistad y trabajo en equipo que inspiraría a todas las criaturas de la selva a unirse en armonía y proteger su hogar con amor y dedicación para que continúe siendo un refugio próspero y seguro para todos.