Una vez, en un día de lluvia hubo una tormenta muy fuerte, la lluvia empezaba a arrasar con fuerza y el frío empezaba a calar en los huesos, a la vez que unos pequeños rayos de sol iluminaban dando un toque por demás impresionante, casi divino, esto cautivó las atención de una niña de pelo negro y ojos azules quien salió de su pequeña casa hacia el exterior para empezar a alzar cuidadosamente su mano la mano y sentir las delicadas gotas de lluvia caer por su rostro. Hasta que vio un gato así que sin más empezó a correr para atraparlo al ver que se alejaba con ayuda del agua que se empezaba a acumular, sino venía rápido podría ser llevada por la corriente y consigo su muerte, y más estando completamente sola en un bosque, pero ya a este punto la pequeña se había ido a por el gato, un pequeño gatito tricolor indefenso y débil– ¡Pss gatito salta a mis brazos!
Mas vio que el gatito estaba atrapado entre las ramas y la lluvia se acumulaba por los troncos grandes y gruesos así como pequeños y delgados que se habían caído. Por lo que ella empezó a correr escapando y saltando de las ramas hasta que por accidente se tropieza y cae, el agua acumulada se convirtió en un río, y uno bastante agresivo de hecho. Mientras el agua golpeaba con fuerza de un lado a otro y de arriba a abajo junto con el fuerte ruido de los truenos.– ¡Gatito quédate ahí, ya voy por ti!–Dijo por fin logrando ver al ansiado gato el cual tenía enredado en su patita una rama al otro lado de las turbulentas aguas, aferrándose con sus pequeñas garras a un tronco, así que ella empezó a tratar de llegar al gato, pasando por la corriente que a veces la ahogaba y la sacudía con fuerza cuando por fin logró obtenerlo en sus brazos empezó rápidamente a intentar sacar la pata de su gato del árbol. Todo estaba resuelto y ahora su gato yacía libre de aquel tronco caído, ahora solo tenía que salir del río, volver a su casa y tomarse un baño para tomarse un chocolate caliente, ¿Verdad? Todos felices y contentos.
Fue ahí cuando se dio cuenta de un gran problema que terminaría con la vida de ambos sino actuaban rápido, estaba a pocos centímetros de un alto acantilado, ella intentó ir en dirección contraria pero era en vano, solo estaban a unos pocos centímetros del acantilado, vio una rama a una esquina, antes de caer se aferró a la rama con una mano y con la otra agarraba con fuerza acercando su gato a su pecho, estaban en la deriva ahora, sus fuerzas se agotaban y sus esperanzas de que alguien viniera se debilitaban aún más sabiendo que estaba condenada, no había nadie en muchos kilómetros y dudaba que hubiera siquiera alguien cerca, las gotas de la lluvia caían por su frente y la desesperación y el miedo de saber que habría abajo del acantilado y fallecer no faltarían.Su mano empezaba a resbalarse por el agua, con todas sus fuerzas se aferraba a la vida, hasta que por la falta de fuerza soltó la rama, cerró sus ojos con fuerza mientras agarraba más fuerte a su querido gato hasta que una figura de un hombre le agarró su mano con firmeza y la empujó fuera de la corriente del aquel acantilado, llevando a la niña de la mano la guío hasta su casa, era un completo silencio, pero más sin embargo el silencio transmitía mucha calma por el bosque. Aquel hombre no se le podían ver los ojos más había un aura blanca alrededor del hombre–muchas gracias por ayudarme buen señor, ¿Cuál es su nombre?-Oh–Dijo al ver que aquel hombre de habría ido, se había esfumado como si de un sueño se tratase, dejando un aura mágica y misteriosa junto con una pequeña neblina por el lugar.
–Vamos Roble –así Windy solo sonrió levantando su cabeza para mirar al cielo, con la inocencia y felicidad de cualquier niño y entró a su casa con el gato entre manos.
Y El sol empezó a mostrarse creando un lindo arcoíris y junto con ello un atardecer, solamente una niña con un gato, en una pequeña casa, en medio del bosque aterrador y solitario a la vez que cautivador y llamativo.
Fin