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¿Existen las musas? - M. E. Molano


 Desde el mismo instante en que ingresé al fascinante mundo de las letras, he asistido a varias presentaciones, conversatorios y conferencias dictadas por personalidades que si bien no tienen más experiencia literaria que yo, si poseen mucha más presencia y publicidad en los medios e instituciones relacionadas con el ambiente en el que nos movemos los escritores.


En varias de esas ocasiones, instigado por la pregunta de uno de los asistentes, escuché con sorpresa, al expositor referirse al tema de las Musas diciendo que ellas no existen y que todo el proceso de creación de un escritor es producto de su imaginación y nada más.  Es decir, todo lo que un escritor hace o crea es producto de su capacidad intelectual y creativa.  Está bien, no lo pongo en duda, pero me llama la atención el hecho de que cada uno de esos intelectuales, cuando se le preguntaba sobre el número de obras publicadas, respondían con orgullo: tengo tres; tengo dos; tengo solo una.  En varias ocasiones pude escuchar cuando decían: estoy terminando un libro que publicaré muy pronto.  Se debe hacer notar que, cada uno de esos expositores cuenta con más de 30 años de supuesta experiencia.

Yo personalmente, cada vez que me encuentro en producción de una de mis obras, me refiero a la Musa que me habla y me guía en todo momento.  No es que crea en otro Dios distinto al de la religión que me cobija, sino que debo referirme a alguien que estando completamente dormido y siendo la madrugada de un día, hace que me despierte con una idea en mi cabeza que, sin perder tiempo debo empezar a escribir y que unos días más tarde, luego de investigar profundamente sobre el tema, he logrado pulir de tal forma que puedo empezar a escribir otra de mis historias y convertirla en novela.

En ningún momento mezclo las ideas que llegan repentinamente a mi mente con mis principios religiosos, pero si los escritores y artistas de épocas remotas creían en Las Musas y lograban producir obras que hasta el día de hoy son reconocidas por todos, por qué no hacer lo mismo.  ¿Acaso hay algún vestigio científico que niegue su existencia?  Por supuesto que no lo hay. La ciencia ha considerado este tema tan banal que, no se ha preocupado por gastar tiempo en investigar.

Quiero dejar claro que en ningún momento mi intención es hacer que crean en algo en lo que no quieren creer y mucho menos provocar un hilo de discusión al respecto, pero si pienso que debemos ser más humildes y conceder el crédito que se merece a quien quiera que nos ayude en la creación y producción de nuestras obras.  Debemos recordar que no todos podemos cantar, no todos somos artistas, no todos somos músicos y que por más que lo estudiemos y nos empecinemos, muchos de nosotros no logramos alcanzar ni siquiera un nivel aceptable.  Hay personas que estudian durante años un instrumento musical y no logran llegar a ser concertistas, sin embargo la historia nos recuerda como algunas personas con deficiencias auditivas y visuales, logran no solo tocar un instrumento musical, sino crear infinidad de obras musicales.

Para que entiendan mi punto de vista les hablaré de la forma como los cultores de la antigua Grecia se referían al hecho de la creación en cualquiera de los nichos de la cultura.

Un antiquísimo mito nos cuenta que, las Musas fueron engendradas por la relación entre Mnemosine y Zeus. Mnemosine, hija de Gea y Urano, es la personificación de la memoria y señora de las colinas de Eleuter. Zeus, el más poderoso de los dioses en la mitología griega, gobernaba el Olimpo. Era hijo de Cronos y Rea, y consiguió su supremacía derrocando a su propio padre.

Zeus era conocido por sus numerosos romances, tanto con diosas como con mortales, lo que resultó en muchos hijos, algunos de ellos tan famosos como Hércules, Atenea y Apolo. También era un dios de la justicia y el orden, interviniendo en asuntos tanto divinos como humanos para mantener el equilibrio y la armonía.

Durante nueve noches seguidas, Zeus subió al lecho sagrado de Mnemosine para unirse a ella. De estas nueve noches se engendraron nueve musas, protectoras e inspiradoras de las artes.  Sus nombres y dominios eran:

Calíope: Musa de la poesía épica.

Clío: Musa de la historia.

Erato: Musa de la poesía lírica y erótica.

Euterpe: Musa de la música.

Melpómene: Musa de la tragedia.

Polimnia: Musa de los himnos y la poesía sacra.

Talía: Musa de la comedia y la poesía pastoril.

Terpsícore: Musa de la danza.

Urania: Musa de la astronomía.

Se dice que las Musas vivían en el monte Helicón, bajo la tutela del dios Apolo, quien también las acompañaba en sus actividades artísticas y musicales. Las musas no solo inspiraban a los artistas con sus dones, sino que también eran vistas como las portadoras del conocimiento y la cultura. Inspiraban a los poetas, músicos y científicos, llevándolos a alcanzar grandes logros en sus campos.

Así, las musas han sido desde siempre un símbolo indiscutible de la creatividad y la búsqueda del conocimiento.

Ahora amigo lector, qué opinas de Las Musas, seguirás creyendo que no existen y diciendo que tus creaciones son solo obra de tu imaginación y tu intelecto o le darás la parte de mérito que le corresponde a cada una de Las Musas.


M. E. Molano